Afleveringen
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Más de una vez los crímenes se han vuelto contra quienes los propusieron.
SÉNECA, Tiestes, 311
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Tres partes, un objetivo
Los maestros más autorizados y numerosos afirmaron que las partes de la filosofía son tres: la moral, la natural y la lógica. La primera configura el alma; la segunda investiga la naturaleza; la tercera define la propiedad de los vocablos, su disposición y las clases de argumentos, a fin de que no se deslice el error en lugar de la verdad.
Séneca, Epístolas morales a Lucilio, 89.9
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Dos tareas
¿Qué es lo que hace al hombre libre de impedimentos e independiente? No lo hace la riqueza, ni el consulado, ni la riqueza, sino que ha de hallarse alguna otra razón... al vivir el saber vivir.
EPICTETO, Disertaciones por Arriano, 4.1.62-64
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La fuente del bien
Penera tu interior. Dentro de ti está la fuente del bien, que puede manar sin cesar, si ahondas siempre.
Marco Aurelio, Meditaciones, 7.59
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Demuestra tus cualidades
¿No puede admirarse en ti la agudeza de ingenio? Sea: pero tendrás otras cualidades, por las cuales no podrás disculparte, alegando: fui mal dotado.
Conquístalas, pues, que dependen únicamente de tu arbitrio: la inalterabilidad, la gravedad, la resistencia, la continencia, la aceptación del destino, la moderación de los deseos, la benevolencia, la libertad, la sencillez, la seriedad, la magnanimidad.
MARCO AURELIO, Meditaciones, 5.5
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Es fácil mejorar, pero ¿en qué?
En buena hora sea otro más hábil luchador que tú; pero que ninguno sea más sacrificado para el bien social ni más circunspecto, ni más bien dispuesto a lo que acontezca ni más indulgente respecto a los desprecios del prójimo.
Marco Aurelio, Meditaciones, 7-52
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Héroes, aquí y ahora
¡Qué desatinado el comportamiento de los hombres! No quieren reverenciar a sus contemporáneos y a sus conciudadanos, pero pretenden en sumo grado ser alabados por los venideros, a quienes nunca han visto ni verán jamás.
Es como si te lamentases porque tus antepasados no te hayan dedicado palabras honoríficas.
MARCO AURELIO, Meditaciones, 6.18
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Los indicios de la buena vida
Has aprendido, en cuantas cosas anduviste errado, que en ninguna parte se halla la felicidad, ni en los silogismos, ni en la riqueza, ni en la gloria, ni en el placer, ni en parte alguna. Pues entonces, ¿en qué consiste? En hacer lo que exige la naturaleza humana. ¿Y cómo se logrará? Poseyendo principios que regulen los instintos y los actos. ¿Y cuáles son estos principios? Los que deciden del bien y del mal, de modo que no se repute por bien del hombre lo que no le hace justo, moderado, decidido e independiente, ni por mal lo que no le causa efectos opuestos.
MARCO AURELIO, Meditaciones
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Los buenos hábitos erradican los malos
Puesto que la costumbre nos precede con firmeza, acostumbrados a usar del deseo y del rechazo sólo en ello, es preciso oponer a esta costumbre la costumbre contraria, y en donde haya grandes deslices de las representaciones, allí oponer el ejercicio.
EPICTETO, Disertaciones, 3.12.6
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Amigos y enemigos
Nada hay más odioso que la amistad del lobo. Evita este vicio más que los de-más. El hombre de veras bueno, recto, benévolo, manifiesta estas cualidades en sus ojos, sin poder ocultarlas.
MARCO AURELIO, Meditaciones, 11.5
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El beneficio de la bondad
Que tu favor quede puesto del mismo modo que un tesoro profundamente enterrado, que no hay que desenterrar si no es preciso... La naturaleza me ordena ayudar a los hombres... Donde quiera que hay un hombre, hay lugar
para el favor.
SÉNECA, Sobre la vida feliz, 24.2-3
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Pasa la voz
[Hay algunos] espíritus ávidos en asimilar la virtud o fecundos en producir-la. Por el contrario, a los que están embotados, insensibles o esclavizados por malos hábitos les ha de quitar la herrumbre del alma restregándola largo tiempo... del mismo modo que a los propensos hacia la virtud los eleva hasta la perfección el que les enseña los principios filosóficos, así también éste ayudará a los más débiles y los librará de falsos prejuicios.
SÉNECA, Epístolas morales a Lucilio, 95.36-37
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Un mantra de interdependencia mutua
Considera a menudo la cohesión de todas las cosas que existen en el mundo y la íntima relación de las unas con las otras. En cierto sentido, se enlazan entre sí y, por este respecto, se comunican amigablemente. Las unas dependen de las otras a causa del movimiento ordenado, del orden perfecto y de la unión de la materia.
MARCO AURELIO, Meditaciones, 6.38
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El activo más valioso
El sabio nada puede perder: todo lo ha basado en sí mismo, no confía nada a la suerte, tiene sus bienes en un lugar seguro, contento con su virtud, que no tiene necesidad de lo fortuito y por tanto no puede aumentar ni menguar,
SÉNECA, Sobre la firmeza del sabio, 5-4
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Dale rienda suelta a la virtud
Si la llama de un velón continúa alumbrando hasta tanto que se apague, sin cesar de despedir su resplandor, ¿a sinceridad, la justicia, la templanza van a extinguirse en ti antes de morir?
MARCO AURELIO, Meditaciones, 12.15
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Lo que cuenta
Que en nuestro interior todo sea distinto, pero que el porte externo se adecue con la gente.
SÉNECA, Epístolas morales a Lucilio, 5.2
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Prescinde de lo innecesario
"Trata poco de negocios", dice el otro, "si quieres conservarte en buen áni-mo." ¿No fuera acaso mejor cargar con los negocios necesarios y con cuanto dictare la razón del ser naturalmente sociable, y de la manera que lo dictare?
De esta suerte cosecharás, no sólo el buen ánimo que deriva del deber cumplido, sino el que proviene de una actividad moderada. En efecto, no siendo indispensables la mayor parte de nuestras palabras y de nuestras ac-ciones, si se las cercenare se gozaría de más holgura y tranquilidad. De donde se colige que es muy del caso reflexionar en toda ocasión: ¿Será ésta una de aquellas cosas innecesarias? No solamente conviene cercenar aquellas acciones que no son necesarias, sino también las ideas. De esta forma, no serían superfluas muchas de las obras que ciertas ideas llevan consigo.
MARCO AURELIO, Meditaciones, 4.24
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Sólo los tontos se precipitan
El que se afana es invencible. Y es que, en efecto, no lucha en donde no es más fuerte, sino en donde es más fuerte. Normal. Por tanto, ¿quieres el cam-po? Tómalo. ¿Los siervos? Tómalos. ¿El poder? Tomalo. ¿El cuerpecillo? Pero no harás que rechace mi deseo ni que vaya a caer en el objeto de mi aversión.
Sólo entra en esta lucha: en la de lo que depende del albedrío. ¿Como, enton-ces, no va a ser invencible?
EPICTETO, Disertaciones por Arriano, 3.6.5-7
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Me hago responsable
Nada ajeno al albedrío puede poner impedimentos o perjudicar al albedrío, si no es él a sí mismo. Por tanto, si también nosotros nos inclinaramos a esto, de modo que, cuando andamos por malos caminos, nos culpáramos a nosotros mismos y recordáramos que nada es responsable de la alteración y de la agitación sino la opinión, os juro por todos los dioses que progresaríamos.
EPICTETO, Disertaciones por Arriano, 3.19.2-3
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Cualquier cosa puede ser una ventaja
Al modo como cada uno de los seres racionales participamos de las facultades propias de nuestra especie, la naturaleza nos ha dotado además de una facultad común con ella: y es que de la misma manera que la naturaleza se apodera de todo obstáculo que se le pone en el camino y lo convierte en provecho suyo, colocándolo en el orden de su destino y haciéndolo su parte, de igual suerte el ser racional puede hacer que todo obstáculo le sea materia de virtud y valerse el mismo según le acomodare.
MARCO AURELIO, Meditaciones, 8.35
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