Soledad Barruti sabe que la comida infantil es un invento del marketing. Cosas comestibles que brillan entre ositos, tigres y payasos. Productos que ofrecen toneladas de azúcar, grasa y sal, pero teñidos, saborizados y perfumados como frutas y cereales. Vitaminas sintéticas y promesas publicitarias que nadie exige cumplir. Un experimento que está saliendo mal.
Un podcast de La Maldita y Bocado.