Afgespeeld
-
1 de Febrero
Kenneth
Golpéalo con la roca
«El Señor es mi pastor; nada me falta.En campos de verdes pastos me hace descansar; me lleva a arroyos de aguas tranquilas» (Salmos 23:1-2)
Alguna vez has pensado en David y te has preguntado lo siguiente: ¿Cómo David, un joven pastor, se convirtió en un hombre conforme al corazón de Dios, y llegó a ser alguien tan fuerte en el espíritu que Dios lo escogió para ser el rey de Israel? Yo lo he hecho.
De hecho, le pregunté al Señor al respecto, y me mostró que la revelación fue la que convirtió a David en un hombre espiritualmente poderoso―la revelación que vino de sus muchas horas de meditación en las cosas de Dios. Me imagino que el día en que escribió el Salmo 23, David se encontraba meditando en la bondad de Dios y cantándole alabanzas. Él estaba teniendo comunión con Dios cuando, de repente, la Unción del Señor vino sobre David y el exclamó: “¡El Señor es mipastor!”.
Sin duda se acordó de las ovejas que cuidaba cuando era jovencito: “Me enfrenté a la muerte por esas ovejas. Las guíe a lugares de pastos verdes y de aguas frescas, limpias y tranquilas”. Continuó meditando en esas cosas, y se llenó de emoción: “Cuando me enfrenté al león y al oso, ¿no colocó Dios una mesa delante de mí en presencia de esos enemigos? Él me dio la victoria. ¡Mi Dios! ¡Mi Dios peleará por mí! «¡El Señor es mi pastor, nada me faltará!».
Esa revelación invadió a tal punto el alma de David, que el diablo no pudo hacer nada para quitársela. Por eso, cuando Goliat estaba burlándose de Israel, David salió a pelear contra él. Todos los israelitas le tenían miedo, excepto David, porque en su ser había una revelación que decía: «Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío,no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo» (Salmos 23:4). Esa revelación le dio a David el valor y el poder no sólo para decir: «yo vengo contra ti en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado»(1 Samuel 17:45), sino también para incrustar una piedra en la frente del gigante.
¿Está el diablo buscando cómo destruirte? Haz lo mismo que David. Medita en Dios y en Su Palabra. Canta alabanzas al Rey. Ten comunión con el Señor hasta que la revelación de quién es Él en ti empiece a inundar toda tu alma. Luego, dile al diablo: “Tú no me matarás. ¡Jehová es mi Pastor!”. Pégale con la piedra del conocimiento adquirido por revelación divina, y lo dejarás fuera de combate, en toda ocasión.
Lectura bíblica: Salmo 23