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Meditación en el viernes de la II semana de Cuaresma. La oración colecta nos anima a purificar los corazones con la penitencia para preparar lo que está por venir. Parte de ese esfuerzo es perdonar, que limpia el corazón de rencores, resentimientos y odios. En la primera historia tenemos el comienzo de la historia de José, patriarca del Antiguo Testamento, que fue un hombre que supo perdonar, y tipo de Jesucristo en la Cruz: «Padre, perdónalos...» Lo mismo hemos de hacer nosotros.
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Meditación en el domingo de la II semana de Cuaresma. El Evangelio nos presenta la Transfiguración del Señor: por un momento los tres apóstoles más íntimos contemplan la gloria de la Humanidad Santísima de Cristo, para fortalecerlos interiormente ante las pruebas que se avecinaban. También nosotros necesitamos contemplar el rostro de Dios en la oración para crecer en confianza y ser fuertes.
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Meditación en el lunes de la II semana de Cuaresma sobre los textos de la Misa de hoy. La oración colecta reza: «Oh, Dios, que nos mandaste mortificar nuestro cuerpo como remedio espiritual, concédenos abstenernos de todo pecado y que nuestros corazones sean capaces de cumplir los mandamientos de tu amor». Para ello necesitamos practicar la misericordia, tal y como Jesús nos anima en el Evangelio de hoy.
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Meditación en el miércoles de la I semana de Cuaresma. La primera lectura nos presenta la escena del profeta Jonás llamando a la conversión de los habitantes de Nínive mientras recorre su ciudad. «Los ninivitas creyeron en Dios, proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor», dice la Escritura. Nosotros tenemos la llamada apremiante de Cristo desde la Cruz, que nos invita a la conversión y a la penitencia. Que no merezcamos el reproche de Jesús en el Evangelio: «Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».
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Meditación en el sábado de la I semana de Cuaresma. En el Evangelio de hoy, tomado del Sermón de la Montaña, Jesús nos propone: «Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen». Ese mensaje está en el centro del mandamiento del amor. No se trata sólo de amar a nuestros amigos, sino de amar a todos los hombres, porque todos son hijos de Dios. Incluso, a los enemigos. Y el camino que Jesús nos indica es rezar por ellos.
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Meditación en el miércoles de la V semana del Tiempo Ordinario. En el Evangelio, continuación del de ayer, Jesús nos anima a tener un corazón limpio, pues de él sale la maldad que hace impuras algunas conductas y comportamientos, no de las cosas materiales y las criaturas. Hemos de vigilar para que el corazón este limpio, es decir, lleno solo de amor a Dio y a los demás, de deseos de entrega.
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Meditación en el martes de la V semana del Tiempo Ordinario. El Evangelio recoge un lamento de Jesús ante los fariseos: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí». A esto conduce la rigidez espiritual, el neo-pelagianismo del que habla el Papa, la falta de pasión y el acostumbramiento en el trato con Dios.
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Meditación en el lunes de la V semana del Tiempo Ordinario. El Evangelio nos cuenta que al llegar Jesús a las ciudades, «le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban». El poder benéfico y sanador del Cuerpo de Cristo, de su presencia. Ese Cuerpo que está presente en la Eucaristía, y nos toca, ¡y de qué manera!, en la Comunión. Nos toca y cura, enseñándonos a tener fe, esperanza y amor.
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Meditación en el sábado de la IV semana del Tiempo Ordinario. El Evangelio nos presenta una escena en la que la gente obliga a Jesús a cambiar los planes de descanso que había previsto con los Doce, porque «no tenían tiempo ni para comer». Pero Jesús reacciona con compasión, y al ver a las multitudes se olvida de sus planes, y «se puso a enseñarles muchas cosas». Nosotros también hemos de aprender a ser generosos con nuestro tiempo. Nuestro tiempo no es para nosotros, sino para Dios y los demás.
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Meditación en el viernes de la IV semana del Tiempo Ordinario. El Evangelio nos cuenta la triste historia de como Herodes, alentado por Herodías, que odiaba a Juan por decirle que no podía tenerla como mujer, por ser la mujer de su hermano, manda encarcelar y posteriormente decapitar a Juan. Podemos leer esta escena como una lucha entre el pecado (representado por Herodías y su hija) y la conciencia de Herodes (representado por Juan).
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Meditación en el miércoles de la IV semana del Tiempo Ordinario. El Evangelio nos narra la visita de Jesús a su ciudad, Nazaret, y como los suyos no lo acogieron con fe, porque lo conocían desde siempre. Jesús se admira de su poca fe, no puede hacer muchos milagros allí y se marcha a predicar a otras ciudades. Ese mismo Jesús está presente en los sagrarios de nuestras iglesias: ¿con qué fe acudo a rezar, a la Santa Misa?