Afgespeeld

  • 13 de Mayo

    Kenneth

    Toma tu lugar

    “[Mi firme propósito es] que yo pueda conocerle [que progresivamente pueda llegar a conocerle más profunda e íntimamente, y además percibir, reconocer y entender las maravillas de Su persona más fuerte y claramente], y que de la misma manera pueda conocer el poder sobreabundante de Su resurrección” (Filipenses 3:10, AMP)

    Cuanta más comunión tengas con Dios por medio de Su Palabra, más conocerás “el poder de Su resurrección”. Cultivarás el gozo, la fe y las mismas cualidades de Dios, con el simple hecho de tener comunión con Él. Empezarás a entender quién eres en Jesucristo.

    Recuerdo un día en que leí acerca de la mujer con el flujo de sangre que tocó el borde del manto de Jesús y sanó.

    Había leído ese relato muchas veces, y me ponía en el lugar de cada uno de los personajes que estuvieron presentes ese día, tratando de identificarme con ellos y de entender cómo se habrían sentido, incluyendo a la propia mujer.

    De repente Dios habló a mi espíritu y me dijo: Lee eso de nuevo, y esta vez ponte en el lugar del que llevaba el manto.

    Me quedé atónito. Señor—dije—. ¿Cómo puedo hacer eso, yo no puedo tomar Tu lugar?

    Ése es el problema con el Cuerpo de Cristo —me dijo—.Por eso el mundo no sabe nada de Jesucristo. Tú te identificas con todos, menos conmigo. Pero Yo te envié a ser Mi testigo, a que Me imites, y a que tomes Mi lugar… ¡no el lugar de los demás!

    Así que leí nuevamente el pasaje bíblico, pero esta vez me puse en el lugar de Aquel que tenía la unción del Espíritu Santo. En vez de arrastrarme hasta tocar el borde de Su vestidura, yo era quien la llevaba, dando libremente lo que Dios me había dado. Después de todo, en la Biblia leemos: «…revístanse ustedes del Señor Jesucristo»(Romanos 13:14; NVI).

    ¿Sabes qué es lo qué atemoriza más al diablo? Aquellos creyentes que han descubierto que pueden revestirse de Él. Esos creyentes que, en lugar de pedir que Jesús los toque, dejan que la vida de Él fluya a través de ellos hacia los demás.

    Vamos, dale al diablo un buen susto. Ten comunión con el Padre, Palabra en mano y comienza a descubrir hoy mismo quién eres realmente en Cristo Jesús.

    Lectura bíblica: Lucas 8:40-48